martes, 15 de diciembre de 2015


Este libroblog es sólo para parilovers.











“The truth will set you free. But not until it is finished with you.”
David Foster Wallace










*


Aquí donde el baile es denso.
Todo muere y renace de nuevo.

Para nada sirve decir:
"Vamos a algún lugar más bailable",
si aquí están nuestras almas conectadas
con un lienzo que pintábamos desde muchos años.






*



Medir el tiempo, ¿con qué? ¿cómo?
Las horas pasan y esta fiesta no termina.

Ya son años de luminiscencia exquisita
y de sonido estéreo tronando a mil watts.

Creo que el gusto y la maña van creciendo.
Eso que algunos llaman rigor, callo, pues...


No sé,
pero supongo que el tiempo es ruido blanco
persiguiéndonos con su gran destello luminoso.


Por eso abriré otra lata de cerveza.
Encenderé otro cigarrillo inútilmente
y haré de la fiesta un homenaje eléctrico.


Mi corazón es una bolsa de hielo
y en el congelador de la noche ya no cabe más nada.


Vamos a dormir con la certeza de que todo está bailado.
La pista de baile donde estuve era un templo y una bala.

Ya morí.
Todo está dicho en estos versos. En este vacío incierto

aunque el Progressive siga dándome vueltas en la cabeza.







*


Salimos de noche, muy de noche.
A besuquear la nada y el silencio
que deja el ruido con su armatoste
de abrazostorpes, pláticasligeras y peinadosraros.

Somos noche, estruendo sabroso.
Los límites de la pornografía son cerillos rotos
y esta noche tengo dos amigas en casa
con las que vamos a hacer todo lo que te imaginas.

House, Electro, Minimal, Techno, Progressive.
Las nomenclaturas del vaivén sonoro son solo palabras.


Mañana cuando despertemos serán las doce del medio día
y tendremos que hacer micheladas poderosas para esta curda sinfonía.


De exquisitos humedales y orgasmos y lenguas sedientas a mil por hora.








*


En los filosabismos del tiempo
que pasapasa como ritmoajeno
todo es algoritmoprecoz y sagradosueño.

La madrunoche se alucina deapoquitos
con los pasosdebaile que dejamos caer,
somos rocastristes que palpan las paredesdeluniverso.

Vamos cayendo como estrellasdensas,
como agujerosnegros destellando dulzor y líquidosperfectos.

Vamos llegandoalafter con bolsas de hielo
y la esperanza de que la nochenoterminenunca.


Servimos guisquis a damiselasbellas
que quieren mordernos el prepucio y
nadavolveráaserlomismo después del engase de fiesta que nos dimos.


Luego regresará la tristeza con sus tentáculosdesiempre,
pero bailamos, y mucho. Eso es lo que nosllevaremosalanegratumba.


El baile.
El gozo.
El abrazo sincero con la pista de baile.







*


La pirámide grita auxilio,
somos varios dentro bailando en ácido.

Hace un rato fumamos mota
pero se nos pasó la mano. ¡Grita la pirámide!
Somos constelaciones eclipsadas por la rabia.
Somos tristes, rotos y rotas bailando esta lujuria.

Mañana, tal vez, seremos enjambres solitarios.

Pero hoy no hay sol que detenga este exceso.

La pirámide será nuestra misión salvaje,
nuestro rito de besos y cigarros rotos en el trance.


¡La pirámide grita!
Las drogas se acaban
y vamos sintiéndonos más necesitados de un abrazo,
de un buen abrazo que lo calme todo. Todo. Todo. Algo.







*



Algunas veces nos vemos.
Otras veces nos ignoramos.
Coincidir ha sido el tema inconcluso.

Pero en la disco, ahí en la calentura sonora,
mientras suena un buen Electro o un Minimal
la madrugada se desintegra
y somos duendes solitarios
cada quien en su tiempo y espacio.


No importa si estás en cama
o yo estoy lavando platos de la cena.
Siempre nos palpamos en otra dimensión
donde el baile, que creo siempre es necesario,
hace sus alquimias metafísicas emocionantes.


Yo sé que muy pocas veces nos vemos.
Pero si bailamos juntos a destiempo como siempre
no es necesario que escriba un poema o sufra liturgias sonoras.


El poema es eso: El bailecontinuo.
Ese ritmo sagrado que nos conecta en galaxias que no conocemos.
Ese vaivén de superbajos gimiendo felicidades absolutas. Nuevas.


Así que cuando te vea y me veás.
Todo lo que habremos cambiado,
o no cambiado, será para endulzar la pista de baile que nos une.


Ya luego, cuando estés tumbada en mi cama
y yo esté tumbado en tu vértigo piramidalamargo,
te diré con salivarenacida, que sólo somos partículas rotas y sueños vastos.


Algo así,
porque después con tantachela lo olvido.







*



El club arde por dentro, se congela por fuera.

Hay frío cuando sales a fumar un cigarro.
Pero adentro, en el epicentro del ritmo,
todo es una fogata que vamos quemando.

De a poquitos. Hasta que nos queme la memoria.







*



No, no quiero escuchar Morrissey.


Esta noche quiero bailar buen House
y sentir cada bajo en la entrepierna
de la nena guapa que tenga enfrente.

Quiero acariciar al alba.
Quiero desvanecerme al viento.
Quero sentir, dejar la tristeza. Fluir.


La madrugada será la respuesta a las preguntas tontas
que hago y deshago cuando estoy solo escuchando Cut Copy.

Hoy quiero desistir de esa pesadumbre. Quiero bailar. Olvidar.

Poco a poco. Al ritmo de todas las constelaciones de la noche.







*



Era lunes,
apenas lunes.

Y nos fuimos
a bailar a un antro que no conocía
con mi amiga que tampoco conocía muy bien.
Apenas unos meses de verle las piernas
y uno o dos o tres agarrones bien dados
y un 69 en mi carro y algunas otras cosas
muy vagamente en común, como siempre pasa.

Entre esas cosas
que siempre pasan,
la ansiedad,
el miedo idiota a estar solos
y las ganas de una fiesta abundante
que por lo menos nos dure una semana de recuerdo.


Llegamos al lugar. Cero trámite.
Me gustó que no nos cobraran parqueo.


El chavo nos dijo:
"Todo fresh, aquí estoy hasta que estén bien bolos o prendidos...
no importa la hora... yo soy su ángel de la guardia esta noche".

A él no le importaba la hora y a mi amiga tampoco.
A mí sí, era lunes y al otro día tenía que estar temprano en el chance.



Yo pensaba y repensaba:
"no quiero llegar tarde...
quiero dormir con aquella
pero no quiero desvelarme,
no hoy... es lunes... le quiero bajar la tanga..
ojalá que sólo estemos un par de horas o algo más".


No.
No pasó. No pasa nunca.


Describir el lugar es un error
porque verlo es lo necesario.

Ni sé donde queda,
prefiero olvidar
como Cerati.

Lo que sí sé es que el lugar
era una esencia valevergas pero eleganteasumanera.


Al final,
lo único que me importó es que había buen audio:
Monitores, Dos super bajos y Altos repartidos
por toda la pista, Luces LED inteligentes
y una vibra de orgíamusicalmentedivina.


Y bueno, otra cosa que me gustó
es que mi amiga Daniela o Mariela
(no importa el nombre)
bailara fino y apretado
con sus taconcitos rojos
y su vestidito gris a mitad de la pierna
que me dijo había usado solo para verme.

No le creí,
pero me pareció algo honesto
para contar en un poema que no sé donde termina.


En fin.
Bailamos y bailamos hasta el exceso.


Y yo sólo pensaba que no den las seis
porque no quiero ir de goma al trabajo,
ni sufrir cadáveres con minifalda en mi casa
(sus amigas guapas que eran cuatro o cinco).


Salimos.
Escapamos.
Todavía nos dio tiempo de un oral en mi carro
mientras Charly, el cuidador de carros, se asomaba de vez en cuando
con el pretexto, supongo, de que había que mover el carro o algoasí.


Después del oral que nos dimos
yo sólo pensaba que ya era martes
y que si íbamos a casa sólo dormiría tres horas.
Maldita sea.
Fuimos.
Para qué contar lo que hicimos en la alfombra
como dice Sabina en aquella rola premisoriaychuladadebelleza.


Al final fui feliz.
Hasta me invitaron a tragos en la barra
y bailé sin miradas lascivas de tipos con cuete
que quieren partirte la cara, llevarse a tu chava
y finiquitar con toda sensualidad de pista de baile
porque el cueteyguarura mandan. Qué feo. Pues no.

No.
No pasó.
Fue una fiesta electropoetrisalvaje
en la que me sentí pleno como nunca antes
aunque fuera lunes
y este cuerpo fuera
el nuevo conecte,
el nuevo rollo,
la nueva pijaqueinvita
de Mariela o Daniela.



Ya en casa,
después de la alfombra voladora,
nos dijimos cosas lindas y nos abrazamos
con dos gintonics en mano y ahora sí...
The Smiths tronando a volumen considerable.

Fumamos media bacha,
nos besamos y nos presentamos formalmente.

Al final nos quedamos dormidos, desnudos,
y lo mejor o más triste de todo es que yaeramartes.


La goma...
Severa y cruel como toda goma.

Lunes bendito y maldito martes.



Pero despertar abrazado a alguien
que te quiere tener cerca y abrazar,
considerando que sos un rotoytriste,
es algo que resulta reconfortante y delicioso.



Yo quería cocinar,
pero ni siquiera desayunamos.
Preferimos otro buenpolvo parco,
sin negociaciones. Así de claro, honesto.
Cogimos, como cogen dos personas que se gustan.

Todo rico. Todo bien. Yo bajé al sótano pagarrarlabici.


Aquella se quedó en casa todo el martes
hasta que regreseé del chance a las seis,
y luego de otro par de polvos
repetimos la misma onda esa noche.



"¡Mierda, yaesmiércoles!"



Pensé mientras su otra amiga, La Fer,
me abría la bragueta lentamente
pa' tragarse toda mi tristeza
mientras Daniela (se llama Daniela)
se dejaba meter mi lengua y los dedos
en su vagina mojadísima
con el gran Jon Hopkins
(¿o era Ulrich Schnauss?)
tronando de fondo.


 Qué rico.








*


Las nuevas sonrisas siempre se avecinan.
La luz titila sobre la cabeza
y todo es vaivéndesordenado
y promesas de otro tiempo.


En la pista de baile asesino al olvido,
descuartizo pacíficamente las ganas.


Los tristes y rotos como yo
sabemos que bailar es encender la llamaradadelfuturo.

Ese que nos dejará bailar más tiempo a solas.
Ese que no detendrá la felicidad que aún se asoma.







*


Regularmente salgo y bailo solo.
Tengo más de quince años de hacerlo
y se siente exquisito. Es mi jungladensajungla.

Baile
tras baile,
sueño
tras sueño,
ritmo
tras ritmo,
noche
tras noche.

Todo se desacelera con ese acelerónsublime
de sentir y sentir y vibrar y mover los ejes
que conectan con el suelo. La cordura, o yo qué sé.


¿Qué putas voy a saber yo?

Yo solo soy un enjambre de partituras y ecuaciones tristes.







*


Todo baile debe ser una electropoetrisalvaje,
un vuelo lepidóptero de rolas interminables.

Un diptongo
en el elíxir de la fiesta más rocanroler, más sabrosa.

Ya después de eso,
uno se puede ir a dormir, si es que uno realmente: logradormir.






*


Hace varios años escribí un libro sobre la electrónica.
Lástima, sólo hablaba de Cattaneo, Digweed y Tomiie.

Ahora me entretengo más con Hopkins y toda su melancolía.
En el Deep House encuentro mi ciencia, mis algoritmos certeros.

Todo lo escrito acá son puras vibraciones rítmicas
y solo palabras que se volverán promesas sonoras.

Eso sí,
siempre lo he sabido:

Para tiempos mejores.







*


Nomás te alejás de la pistadebaile
sentís que el oxígeno te hace falta.


Toda mi vida se la he dedicado al baile.
A bailar constantemente con la muerte
y con las muertes que quiero olvidar:

Las putaspinches decepciones.

Pero eso sí, lo que prevaleceslaesperanza.

Ese gemido que todo el tiempo me dice:


Irás a muchos conciertos.
Platicarás con gentetonta.
Surcarás los límites de la paciencia.
Incendiarás la medianoche por una ausencia.
Fumarás cigarros hasta el amanecer.
Extrañarás una cadera que siemprextrañas.


Después,
justo después de bailar hasta el cansancio,
seguirás en lo mismo porque loquebienamas
sólo a tí te pertenece. Lo dijo Pound. No yo.







*


Las latas de cerveza mueren
junto a la poesía salvaje que el DJ
dejó silbar con sus magias eternas.

Las latas, las colillas y los borrachos.
Esos que dormirán en el limbo
y con pocas imágenes sonoras
bajo los pies que los acechan.

Yo no.

Yo me llevo la poesía salvaje
en su esencia más completa.
Ahí donde duermen los inmortales.

Esta noche tendremos un trío con dos amigas
y a vos, que estás leyendo esto,
me hubiera gustado invitarte de voyeaur para verlo.






*


Deep House, baby.
Eso quiero bailar hasta que termine la noche más oscura de todas.

Esta.
Esta noche en la quiero murmurar en silencio tu nombre y quiero sentir paz.

Quiero bailar solo hasta el final, platicar con un par de amigas, regresar a casa
y seguir bailando hasta que la batería del teléfono se acabe o me espanten.

Quiero sentir la turbulencia del engase.
Quiero quedarme dormido de tanto baile y tanto olvido.


Mañana,
no me pregunten nada porque yo no sé nada y soy sólo calambre poético.







*


Atrapado en la resaca de todos los bailes,
me digo a mí mismo: "Lo volveré a hacer".

Es una mentira que diga que será la última vez
como en aquella rola de James Murphy. Es paja.

Bailar bajo cualquier efecto de drogas es solemne.
No por algo así se llama un antro al que voy de vez en cuando.


Así que todo lo que diga en este libro, olvídenlo. No pasó. ¿Ajá? ¿Y cuándo?









Pablo Bromo (Guatemala, 1980)

Editor, poeta, narrador, melómano y cronista de fiestas. He pubicado algunos libros entre poesía y novela experimental. Me conozco la fiesta electrónica de Guate desde hace más de quince años y la bailo hasta más no poder. Regularmente escribo de arte para revistas y algunos de mis poemas han salido en antologías entre España, Estados Unidos, México y Centro América. Trabajo en mercadeo, publico una columna de música y tengo un proyecto de poesía sonora, así con loops-sintes-secuenciadores-ytodoelpaquete. Me gusta mucho la fiesta, sí, pero también me gustan las piernas de Megan Fox y la música de Nils Frahm.










Este libroblog se terminó de escribir en diciembre del 2015.
Nada del contenido fue editado, todo es espontáneo como el baile.

La publicación está hecha para compartirla y no tiene derechos de autor.
No me interesan los créditos, me interesa la armonía de la fiesta continua.

Paz y buen baile para todxs.

¡Qué el afterparty valga la pena, #ainvitan!